Pediatras y maestros podemos sugerir una consulta sicológica a la familia o a los papás, lo que no significa que los chicos no sean “normales” o que tienen “malos padres”.
Los chicos en el camino de su crecimiento físico y emocional, enfrentan dificultades que no siempre son fáciles de resolver tanto para los grandes como para los chicos.
Veamos cuales son las situaciones más frecuentes que se ven en la consulta pediátrica que ameritan la indicación de una interconsulta sicológica.
“No puedo más con este chico”
Los primeros “problemas” suelen aparecer entre los 15 y 18 meses de vida, etapa de un gran despliegue motriz de los chicos y de “cansancio” en los padres, que vienen poniendo límites sin resultado.
El “pequeño travieso” desafía a los mayores, les resulta “ingobernable”. Los berrinches se repiten a diario y los papás terminan desbordándose… “¡este chico no para en ningún momento!”.
Planteamos buscar una opción diferente en lugar de seguir insistiendo con los retos y castigos, la consulta a un profesional puede orientar a los padres en el vínculo con el pequeño. Son los padres los que van a la consulta y no el niño.
“¡El nene no me come, y tampoco me duerme!”
Cerca de los dos años son muchos los chicos que tienen “líos” con la comida, ya sea por “esquivar” los momentos en los que todos comen o por ser sumamente “selectivos”, prueban sólo dos o tres comidas como mucho.
En casos “muy extremos” aconsejamos acudir al especialista, no nos referimos al nutricionista sino al sicólogo, para generar un espacio de reflexión.
El vínculo del chico con la comida está estrechamente ligado con el tipo de vínculo con su familia, en especial con su mamá, y cuando surgen problemas es necesario revisar las cuestiones puestas en juego para darles un corte y resolverlas.
Cerca del año, no son pocos los chicos que comienzan con las clásicas dificultades del sueño, ya sea para irse a dormir o porque se despiertan varias veces por la noche pidiendo pasarse a la cama de los papás…
Ya no se despiertan para alimentarse, lo hacen porque registran que “ya no son lo mismo que mamá y papá” y se niegan a separarse y lo expresan con mucha angustia.
En todos los casos los límites los ayudan y los contienen, aunque a veces a los padres la culpa les impide sostenerlos y no les permite asumir con seguridad su rol, también en estas situaciones les recomendamos hacer la consulta.
“Todavía usa pañales”
Entre los dos años y medio y los tres años la “gran expectativa” está puesta en el control de esfínteres. Muchos chicos no logran dejar los pañales como se esperaba y presentan cuadros de retención urinaria o escapes de orina (enuresis), como así también constipación o de liberación de la materia fecal (encopresis). Algunos se niegan a hacer caca a menos que les pongan el pañal.
Estas conductas reflejan que no está preparado para dar “el gran paso”, ya sea porque está atravesando conflictos que lo afectan y no les permiten realizar el aprendizaje exitosamente o porque simplemente no es el momento adecuado.
Insistimos en que los chicos cuenten con el tiempo que necesiten y en elegir el momento apropiado, aún aprendan a controlar pasando los 3 años es normal. Poder respetarlos y acompañarlos es responsabilidad de los padres.
Puede ser muy útil el asesoramiento terapéutico en ocasiones, cuando los adultos no logran manejar la situación.
“Muerde a otros chicos”
Con el comienzo del jardín los chicos se abren al mundo que los rodea. Padres y/o maestros registran conductas conflictivas en los chicos que se ponen de manifiesto cuando tiene que comenzar a abrirse camino fuera de casa, en estos casos “hay que darles una solución inmediata”, está en juego su rol social.
A veces la agresividad está puesta “en el afuera” , pega a otros chicos muerde o berrinchea continuamente, y en otras ocasiones “se lo traga” y presenta tics o tartamudeo. Es la forma que encuentran los chicos de expresarse, “nos están diciendo” que necesitan ayuda para afianzarse, que hay algo que los preocupa que no pueden resolver por sí solos y que no pueden poner en palabras.
Estos síntomas suelen ser erróneamente consultados a fonoaudióloga y oculista, pero sabemos como adultos que tenemos que “escucharlos y ayudarlos”.
“Tiene problemas de aprendizaje”
En la primaria los papás son llamados desde la escuela porque ”el chico no se puede concentrar”, se dispersa o no hace las tareas, en consecuencia no progresa en los aprendizajes requeridos para su etapa.
Los chicos con cierta dificultad en el jardín de infantes que no es atendida, llegan a la escuela primaria con dificultades para responder a exigencias curriculares mayores. Así, docentes y padres, se encuentran con “la sorpresa de los problemas”, seguramente fueron dando señales en el pasado que no fueron registradas.
La solución más fácil y menos comprometedora-culpabilizadora, suele ser medicar a los chicos asociando los trastornos a causas orgánicas de origen neurológico, casi siempre inexistentes, con medicamentos muy populares actualmente en plaza.
Sólo casos muy puntuales requieren de medicación, la gran mayoría requiere de la contención, comprensión y estabilidad que todos necesitamos para poder aprender, desarrollarnos y abrirnos camino fuera de casa.
Dr. Mario Schvarzstein
Director Pediatria Palermo