Pocas situaciones, o casi ninguna, en la crianza de los chicos son tan angustiantes como el presenciar una convulsión febril. Es infrecuente, pero el fantasma de la convulsión está siempre presente en los padres cuando existe un proceso febril.
Pocas situaciones, o casi ninguna, en la crianza de los chicos son tan angustiantes como el presenciar una convulsión febril. Es infrecuente, pero el fantasma de la convulsión está siempre presente en los padres cuando existe un proceso febril.