Berrinches – Pediatría Palermo

¡La meta es siempre obtener el objetivo a toda costa!

O lo que tiene el otro, o ese objeto tan deseado…El estilo varía según el entorno familiar, el tipo de vínculo. En cada caso serán otras las vías y/o los recursos. Generalmente tiene que ver con aquello que, de chicos nos resulto más efectivo. Y de quién aprendimos?… Obviamente de nuestros padres. 

Para los niños un berrinche es…un berrinche.
Para un adulto un berrinche toma la forma de: escándalo, pelea, llanto, súplica, puede ofenderse o victimizarse.

Estas modalidades luego se aplican al resto de nuestras vidas con todos los que nos rodean. Aunque no siempre funcionan, lo hacemos tan mecánicamente que no nos damos cuenta y no podemos o no sabemos crear otras reglas de juego.

Nuestros hijos van a aprender de nosotros. Cuando cedemos ante un berrinche, ellos catalogan como eficiente la modalidad usada. Los chicos tienen una asombrosa capacidad para detectar nuestro talón de Aquiles y saben aprovecharlo al máximo.

La salida no es negarle su derecho a tener un “buen berrinche” pero tampoco ceder ante el berrinche cuando ya dijimos “no”. Las pautas en la crianza pueden ser pocas, pero cuando se dice “no” hay que sostenerlo.

Los adultos sabemos que los berrinches nos ponen muy nerviosos. Pero también que nuestros hijos aprenden así que existe espacio para expresarse y aunque no siempre resulte lo que ellos esperan, pueden explotar sin que el mundo se venga abajo.

Es un aprendizaje paulatino para los chicos la tolerancia a la espera, a la frustración, a tener en cuenta al otro y a poner en palabras lo que sienten y necesitan. Con el transcurrir del tiempo y el acompañamiento y contención de los papas irán adquiriendo, en el mejor de los casos, estas capacidades que necesitarán para transitar la vida.

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