mamabebeSolemos creer que maternidad y trabajo son incompatibles.

Las mamas después de la licencia por maternidad tienen que volver a trabajar y ese despegue cuesta…¡y mucho!
Suelen necesitar el apoyo del papá, del pediatra….en el mejor de los casos cuentan con la ayuda de la abuela o de alguien muy confiable para poder irse de casa.

Sin embargo no importa si trabajamos o no, lo realmente importante es saber si podemos satisfacer las necesidades de nuestros hijos en los momentos que compartimos con ellos y/o cuando estamos en casa.

Siempre es posible seguir trabajando, si es nuestro deseo o nuestra necesidad, sin que los chicos tengan que pagar precios por eso, sin sentirse descuidados o desatendidos.

A veces utilizamos el trabajo como excusa porque nos cuesta entender sus demandas o comprender sus deseos y necesidades.

El desafío es poder estar a disposición, en el contacto del día a día, en esos gestos, pedidos, tarea casi intangible para los demás…

El problema no es el trabajo, el problema es la vuelta a casa. Es importante reflexionar no sobre cuánto tiempo compartimos sino en la calidad del vínculo, en cuántos minutos por día realmente les dedicamos a su satisfacción pura, en el contacto corporal, en la mirada, en la lactancia, en el juego amoroso….

Cuando regresamos a casa, los chicos ya nos esperaron con mucha paciencia y sienten que “¡ahora sí ha llegado la hora de estar con mamá!” y en verdad merecen recibir respuestas a sus lógicas necesidades.

Tenemos que ser capaces de dejar otras tareas cuando llegamos y comprender que no hay nada más urgente en ese momento, en esta etapa.

Tenemos que poder parar, establecer prioridades, ser capaces de escucharlos y escucharnos en el vínculo con ellos, de sensibilizarnos para estar atentas, entonces el trabajo no será un obstáculo para el vínculo amoroso entre las mamás y sus hijos.

¿Se puede maternar y trabajar?